7:45 AM, todavía no ha sonado el despertador pero la expectación por el eclipse hace que me adelante a ese grillo infernal. Durante la semana, la predicción ha sido cambiante. En las infinitas ocasiones que he consultado las diferentes agencias meteorológicas, hemos pasado de llover a despejado, de despejado a nubes y claros… La última consulta fue positiva y me levanto de esa manera. Miro por la ventana y… ¡Mierda! La temida bruma, imposible de predecir por estas agencias, lo cubre todo. La cosa pinta fea porque, si que se puede despejar pero cuando suba el sol al mediodía, que será después del eclipse. Bueno, ya hemos convocado a todo el mundo y solo queda cruzar los dedos y que podamos, en algún momento, discernir el Sol entre la bruma.
Una vez preparado, hago recuento del material a llevar y me encamino hacia la sede. Llego a la vez que Natxo, que me echa un cable para subir las cosas. Él está más negativo y ni siquiera piensa montar. Yo lo intentaré, la esperanza es lo último que se pierde. Si no, me hubiese quedado en la cama. Monto el chiringuito y comenzamos a comentar la jugada mientras comienzan a llegar los asistentes esperanzados. A pesar del tiempo llegamos a estar alrededor de treinta y tantos. Así, después de observar el eclipse eclipsado, en el momento de su máximo teórico, Santi consigue encontrar una emisión en directo por internet desde las islas Svalbard e Iñigo y Iosu se improvisan una charla sobre el eclipse. La verdad es que lo vivimos con casi la misma emoción que haberlo visto en directo. Además, Patxi, que ha vivido varios eclipses totales, nos iba poniendo en contexto mientras nos mostraba fotos realizadas por el con un pequeño visualizador de diapositivas.
Se va acercando la máxima ocultación, se nota la expectación de la gente, tendremos unos minutos de totalidad, veremos el anillo de diamantes, la corona solar pero no percibiremos la oscuridad del momento. Eso no podremos vivirlo en nuestras latitudes hasta el 2026. En mi caso era muy pequeño cuando viví mi primer eclipse total y simplemente recuerdo los minutos de oscuridad. En el 99 estaba por Palencia haciendo el Camino de Santiago y lo vi en un pequeño pueblo del Camino con ayuda de una careta de soldador (cosa nada recomendada, era joven y descerebrado)
Una vez pasada la totalidad, los asistentes comenzaron a moverse y con mucho agradecimiento y satisfacción, dejaron la abrumada sede. El resto, terminamos de recoger la sede y también retiramos a nuestras respectivas labores. Una jornada agridulce en la que disfrutamos de dos eclipses totales. El eclipse eclipsado de Pamplona y el total de Svalbard. Como dice Iosu, la Agrupación Navarra de Astronomía somos especialistas en la observación de nubes.
Aqui en Madrid también hubo nubes, pero el sol se vio SIN FILTROS…. El más precioso que vi en toda mi vida 😀 😀