Como dijo ayer, con buen sentido del humor, un compañero nuestro: «Este eclipse es doble, porque tenemos el eclipse normal, y, además, las nubes eclipsan el eclipse».
Y, efectivamente, así fue. Ya desde mitad de la tarde el cielo de Pamplona se fue llenando de nubes, lo que auguraba una mala sesión de observación del eclipse.
Sin embargo, no fue así. La velada en el parque de Aranzadi (donde teníamos organizada la observación, y donde instalamos una gran cantidad de telescopios para observarlo) fue muy agradable. Al lugar se acercó bastante público (aun sabedor de que las nubes no iban a permitir ver el evento), lo cual fue una buena ocasión para hablar de astronomía, intercambiar experiencias, «enredar» con los telescopios…
… E incluso hubo algunos momentos en que sí se pudo ver el eclipse.
La primera sorpresa que contemplamos en la noche fue la salida de la Luna sobre el horizonte. Aunque, por culpa de las nubes, no se apreciaba la Luna como tal, sí se veía un «resplandor extraño y sugente» entre las nubes, como se ve en esta fotografía:
Más tarde, el cielo se opacó más todavía, no permitiendo percibir ni siquiera la ubicación de la Luna.
Sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías, y a que la Agrupación había llevado una pantalla grande para proyectar la Luna en vivo, tuvimos la ocasión de ver el eclipse en tiempo real desde otros lugares del mundo a través de internet. Y, así, estuvimos viendo el eclipse transmitido en directo desde lugares como Croacia o Australia.
Esa misma pantalla dio mucho juego esa noche, pues la aprovechamos también para ver fotografías, dar explicaciones y mostrar simulaciones del cielo al público allí congregado.
Pero la sorpresa mayor vendría después: coincidiendo más o menos con la hora del máximo del eclipse, las nubes que cubrían el cielo empezaron a perder opacidad, y la Luna empezó a verse a través de las mismas, momento que aprovechamos para apuntar los telescopios hacia ella.
Así, durante un rato, aunque fuera a través de una capa de nubes, pudimos contemplar el eclipse.
Pero no sólo pudimos ver el eclipse. Durante un rato se hicieron visibles también los planetas Júpiter y Saturno, y las personas congregadas pudieron contemplarlos con los telescopios, teniendo especial éxito los anillos de Saturno.
En definitiva: aunque, por culpa de las nubes, no pudimos disfrutar del eclipse de la manera en que nos hubiera gustado, la de ayer en el parque de Aranzadi fue una agradable velada astronómica en la que, gracias a las personas allí congregadas, hubo ocasión, además de contemplar el cielo, de compartir experiencias y charlar sobre astronomía en un ambiente cordial y relajado.